un idioma sin fronteras

Agradecemos a Enrique Bermúdez su análisis sobre los problemas de la traducción, la oralidad, etcétera; con motivo del estupendo trabajo de Peter Wessel. A continuación incluímos unos extractos:
Las Polyfonías de Peter Wessel le pueden parecer extrañas, anómalas, incomprensibles, a más de uno. Sobre todo porque no se entiende fácilmente su “contenido”: realmente es difícil que alguien comprenda en su integridad (aunque ¿puede comprenderse algún poema en su integridad?) cualquiera de estos poemas: incluso no basta con conocer las cuatro lenguas, oscurecidas como están por su mezcla y, encima, por la quinta: la música. Claro que ¿en qué consiste “entender” un poema? No está nada claro que un hispanohablante cualquiera sea capaz de “entender” un poema como el titulado De la brevedad engañosa de la vida, de Luis de Góngora, cuyas dos primeras estrofas reproduzco:
Menos solicitó veloz saeta
Destinada señal, que mordió aguda;
Agonal carro por la arena muda
No coronó con más silencio meta,
Que presurosa corre, que secreta,
A su fin nuestra edad. A quien lo duda,
Fiera que sea de razón desnuda,
Cada Sol repetido es un cometa.
Naturalmente, si tomamos “entender” solamente como ser capaces de encontrar en el poema palabras que ya se conocen o que se pueden conocer buscándolas en un diccionario, el texto es comprensible. Otra cosa es que seamos capaces de enlazarlas y hacernos una idea clara del sentido, del “contenido” del poema: ¿de qué tratan estas dos estrofas de Góngora? Más allá todavía: ¿tiene sentido preguntarse “de qué trata” la poesía?
Pero con los poemas de Polyfonías sucede algo más complicado. Por ejemplo, ningún hispanohablante entenderá el “sentido” de Madrigal.
Alle de trael-
Somme rester af i gär
Sank tilbage i sovnen…
Nu dages det: es alba
Otro día, un día nuevo
Comienza
Y la de los rosados dedos,
Rosy-fingered dawn,
Peeks across the rim of our crib.
La mer frémit.
Havet skaelver.
Le jour se lève.
Pero tampoco lo entenderán la mayoría de los daneses, ni los franceses, ni los anglohablantes. No podemos hacernos una idea del significado, lo que para la mayoría de la gente es la función principal de “entender”. Pero ¿la poesía transmite (siempre) un mensaje que el lector ha de captar? Más allá incluso, ¿qué es poesía? No es fácil definirla, como demuestra el diccionario de la RAE que, en su 22ª edición, de 2001, dice que es “Manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o prosa”.
Según esto, las Polyfonías no podrían ser poesía, porque no podemos captar la belleza manifestada en los versos, pues ignoramos de qué tratan, cuál es el mensaje estético que transmiten.
Una definición más ajustada a la realidad de las cosas se puede encontrar, por ejemplo, en internet, donde hallamos una página titulada Answers.com que nos define el término inglés poem de la siguiente manera:
A verbal composition designed to convey experiencies, ideas, or emotions in a vivid and imaginative way, characterized by the use of language chosen for its sound and suggestive power and by the use of literary techniques such as meter, metaphor and rhyme.
Las Polyfonías son una composición, sin duda; seguramente algo se expresa en ellas in a vivid and imaginative way, aunque no podamos saber del todo qué es lo expresado (el dichoso mensaje); la sonoridad del lenguaje está ahí bien patente aunque no entendamos nada. Si somos capaces de entender algo veremos metáforas, no rima pero sí ritmos.
Si comprendemos más, nos daremos cuenta de las experiencias, ideas y emociones que se acumulan. Por ejemplo, al oír la de los rosados dedos captaremos una vívida, metafórica referencia a la aurora, y no sólo a ella, también a Homero, a los mitos clásicos… o simplemente a los colores del amanecer.
Si afinamos en la lectura, comprobamos que las palabras están ahí por su suggestive power, incluso si no entendemos más que español; si no, véanse los problemas para hablar en una lengua u otra de cool, del timing, del pueblo, el amor (¿cómo será en danés, elskov o karlighed? ¿qué clase, qué género de amor es cada uno? Para el lector puede tratarse de un misterio insondable… pero la poesía suele ir de misterios insondables) la femme et la mourriture. Igualmente, quien escuche –o lea- Madrigal sabrá al menos que se trata de los amaneceres. El alba va precedida de la noche, la oscuridad, el sueño, donde no sabemos lo que sucede: no nos puede extrañar, por tanto, no saber lo que se dice antes del alba. No es que entendamos el poema entero, sin embargo, aunque nuestro problema de comprensión persiste, ¿importa eso para gozarlo? ¿Por qué empeñarnos en “entenderlo todo” en poesía?
Las palabras de las Polyfonías tienen, más aún que significado o sentido, suggestive power. Porque no tienen un sentido, sino muchos, no sabemos cuántos, ni si son parecidos o distintos de una lengua a otra. Son, un poco, en cierta manera, lejanamente, como las palabras de un poema chino: amplísimos espacios conceptuales puros, que a cada uno toca enlazar para buscar su propia comprensión de ellos.
Pero ¿hay alguna manera de entender mejor estos poemas, para saber cuál es su mensaje, la belleza que transmiten, según la definición académica? Un poema en una lengua extranjera suele hacerse comprensible mediante la traducción. Por ejemplo, supongamos que desconocemos el significado de un famoso micropoema de Giuseppe Ungaretti (Mattina):
M’illumino
D’immenso
Procedemos a su traducción:
Me ilumino
De inmenso
Una vez trasladadas las palabras al castellano, parecería que podemos comprender el poema. Aunque, en realidad sólo en aquel sentido tan pobre que antes veíamos. Este poema es pura sugerencia y además, pese al parecido entre los dos idiomas, hemos perdido mucho: el ritmo, por ejemplo: de taTAtata-taTAta hemos pasado a un banal tataTAta-taTA-ta. La cuestión de la traducción de poesía es demasiado compleja para considerarla aquí, pero algo es evidente: se traduce lo mejor posible el sentido, expresado en forma poética en una lengua, a una forma distinta en otra lengua. Pero ya estamos otra vez con el problema de las Polyfonías: ¿cuál es su sentido? ¿cuál es su lengua?
Por ejemplo, ¿cómo haríamos para traducir Madrigal? ¿Es posible traducir estos poemas multilingües, repletos de sentidos vívidos y sugerentes, pero demasiado inaccesibles al lector? ¿A qué lengua traduciríamos Polyfonías? La flor de la pasión, por ejemplo, se quedaría en:
La frase puede tener el aspecto
El aspecto
De lo banal, pero entonces
¿no es en lo banal
Donde se esconde la belleza,
La belleza de la sabiduría y del saber,
Del saber y de la sabiduría?
¡Sorpresa! En castellano tenemos un poema cuando según una definición que vimos más arriba, no podía haberlo. Un espléndido poema, además. Pero claro, la diferencia con el original es pasmosa: el poema de Peter Wessel combina dos lenguas, juega con la diferencia de knowledge y wisdom entre sí y de saber y sabiduría entre sí, y de las cuatro palabras una con otra. Y the look no es lo mismo que el aspecto, y el enlace but then no es exactamente pero entonces. ¡Hemos perdido tantísimo en la traducción! Aparte, claro está, de lo que siempre se pierde en toda traducción de poesía. (…)
La cuestión esencial de las Polyfonías de Peter Wessel es que, precisamente, son polifónicas, multilingües, que sus significados flotan en un espacio cuádruple. Y el poeta tiene acceso a ellos, pero el lector sólo rara vez, algún lector (pero ¿no sucede siempre eso mismo con cualquier poema?). La traducción nunca podría funcionar si se hiciera a un solo idioma. ¿Y si la hacemos a varios? ¿A cuáles? ¿A cuántos? (…) ¿Traducir las Polyfonías? Como dice Wessel, citando a Robert Frost, “poetry is that which gets lost in translation”. Algo esencial en los poemas de Polyfonías es que no hay un código, no hay una lengua, sino cuatro. No: hay cinco. Aunque en el fondo, en realidad, hay una sola, como siempre, como en toda poesía: la lengua del poeta, que aquí resulta tener cuatro, cinco rostros. Es, justo, precisamente, una polifonía: ¿un canto a cuatro voces con bajo continuo? ¿Un madrigal?
El canto desaparece si se interpreta a una sola voz. Y se convierte en algo muy distinto si se añaden voces (…). Es una unidad donde la existencia de distintas voces es consustancial. Por eso tiene poco sentido pensar siquiera en traducirla, en borrar la diversidad de voces, de lenguas.
Así que Polyfonías es poesía pero, al mismo tiempo, de la misma forma, inseparablemente, es música. Aunque otra vez, ¿qué es música? Nuevamente el DRAE: “Sucesión de sonidos modulados para recrear el oído. Arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre, ya sea tristemente”. Volvamos, mejor, a Answers.com: “The art of arranging sounds in time so as to produce a continuous, unified, and evocative composition, as through melody, harmony, rhythm and timbre”. Más en general todavía: la música es sonoridad organizada.
No hay duda: las Polyfonías son música, aunque son también poesía. Nikolaus Harnoncourt nos recuerda que “en muchas lenguas poesía y canto se expresan por medio de la misma palabra. Es decir, en el momento en que el lenguaje, más allá del enunciado objetivo, se vuelve profundo, se asocia al canto, porque con ayuda del canto se puede expresar mejor lo que se sale de lo puramente informativo”. Y en la Edad Media, la poesía era siempre canción, y la lengua de la poesía no era uno u otro idioma, sino cualquiera: los Carmina Burana se compusieron en alemán, latín y una combinación de ambos idiomas. Las jarchas estaban en romance, insertas en poemas árabes o hebreos. Alfonso X utilizaba el gallego para sus poemas, mientras que en otras partes de Europa encontramos poesía cantada en formas de lengua indefinibles. Un poeta (catalán, por ejemplo) podía utilizar su versión privada de la lengua de otros (el lemosín o provenzal) en vez de la propia, y no es raro que seamos incapaces de decir en qué idioma escribía alguien. Música y lenguas formaban en el Medievo una unidad indisoluble que más tarde se iría perdiendo, cuando la poesía se empezó a leer, cuando en vez de oírla y gozarla nos empeñamos en comprender simplemente su sentido.
“Lo puramente informativo”. El “sentido” de un poema. Pero el mismo Peter nos lo dice bien claro:
I should have stopped making sense
A long time ago, trying to squeeze
Myself
Into a linguistically clean
Corset, mirándome uno tras otro
En los espejos de feria del
Danés, inglés, francés
Y espagnol…
Si el (falso) problema de las Polyfonías era la dificultad de acceder a su significado, el poeta-músico nos saca de dudas: no hay un sentido que buscar. A fin de cuentas, ¿cuál es el sentido del poema de Góngora, qué significa el de Ungaretti? ¿Podemos entender el sentido de las voces de un madrigal? Lo hay, lo tienen, pero no está expuesto para que todos lo vean sin esfuerzo. (…) (1)
(1) Extracto del artículo de Enrique Bernárdez para el libreto de Polyfonías de Peter Wessel.
0 comentarios